El
pasado viernes 10 de marzo, vino a darnos una charla un chico llamado Ricardo,
que era un encargado en un taller de robótica.
Ricardo
nos explicó qué eran los robots, y cómo los podíamos hacer (de hecho, nos dijo
que había niños de 10 años que habían hecho sus propios robots con piezas de
lego). Nos enseñó la aplicación Scratch, la cual servía para crear nuestro
propio videojuego.
Tras un rato de explicación, conectamos los robots a
unos portátiles que teníamos al lado. Con el portátil nos metimos en un
programa, que servía para dar órdenes al robot. Gracias a ese programa
conseguimos que nuestros robots hicieran las órdenes que le habíamos dado: que avance
un metro, que avance hasta que esté a 20 centímetros de la pared y de un giro
de 180 grados…
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